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"El lenguaje es un virus que vino del espacio exterior", decía William S. Burroughs. Un virus necesita replicarse para sobrevivir, pero no está necesariamente vivo. Es simplemente un paquete de información, el límite entre lo vivo y lo no vivo. ¿Qué pasaría cuando el lenguaje se convierte en un virus que modifica a su huésped haciéndolo un zombie que repite miles de veces las palabras infectadas? Esta es la premisa de la excelente película canadiense Pontypool, llamada así por la ciudad ubicada en Ontario, Canadá. Una película que nos insinúa en vez de mostrarnos, y que el terror es escuchado, no visto. El actor canadiense Stephen McHattie (Watchmen, A History of Violence) interpreta a Grant Mazzie, un locutor de radio de una estación local, rebelde e ingenioso con el lenguaje (un Howard Stern canuck). Un incidente sucedido a Grant al principio de la cinta desencadena una serie de reportes sobre motines, violencia y homicidios en la ciudad. Todo esto es narrado y transmitido por la estación de radio. Otra muestra de como el horror está en la mente del expectador. Ojalá que la estrenen en cine por estos lares.